Oya

Leyenda de la Orisha Oya.

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Oya estaba preocupada, tenia grandes deseos de ser madre pero todos los esfuerzos se veían frustrados así que fue a visitar a un balalao para ver si éste encontraba cura para ese mal.

Cuando el balalao se entero de que Oya hacia caso omiso a la prohibición de comer carne de carnero , le dijo que se quedaría embarazada si realizaba sacrificios a las deidades.

Como pago tendría que darle 18.000 caracoles de mar , un carnero y telas de la calidad mas exquisita. Las telas serian una ofrenda y con la carne preparo un remedio y después de entonces Oya no podría volver a probar esa carne.
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Hizo lo que el balalao le dijo y durante su edad fértil le fueron conocido nueve hijos, ella paso a ser conocida como la madre de los nueve hijos u «Iyan omo mesan»

Cuenta otra leyenda que en la antigüedad, las mujeres no tenían ni voz ni voto en las decisiones mas comunes de la vida diaria y decidieron hacerle un boicot a sus maridos humillándolos públicamente.

Todas las mujeres se reunían a escondidas adentrándose en el bosque , todas las noches, cuando la luna brillaba bien arriba en el cielo. Oya era la líder del grupo y poseía un mono, al que luego le ponían ramas en los brazos para que pareciera mas grande y lo disfrazaban , cubriéndolos de pies a cabeza.

El mono que se llamaba Ijimere , parecía estar domesticado para eso , pues cuando estaba totalmente caracterizado, las mujeres lo dejaban en una esquina cercana al lugar donde se encontraban sus maridos y se escondían para ver sus reacciones.
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Los hombres al ver tremendo espectáculo, corrían despavoridamente y las mujeres, ocultas, se partían de risa al ver la escena. Cansados de que todas las noches les ocurriera lo mismo fuero a pedir consejo al balalao, el cual, les comunico que era una broma de las mujeres y les dio las pautas para vencerlas y dominarlas.

Y el brazo ejecutor fue Ogum, esa noche llego mas temprano que las mujeres, ataviado de telas de colores y cuando empezaron a llegar este grito como un loco y envaino su espada. Ni que decir hay que las mujeres asustadas salieron corriendo, todas, Oya incluida.

Así fue como eliminaron a las mujeres de la ceremonia que da culto a Egum, solo tienen el poder de invocarlo los hombres. Aunque veneran a Oya en calidad de Igbale porque gracias a ella se creo el culto a Egum.

Leyenda de Oya, Oshun y Yemanya’

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Hoy quisiera contaros la leyenda de estas tres hermanas. Esto ocurrió hace muchos muchos años, las tres hermanas pertenecían a una tribu Yoruba.

No tenían ni padre ni madre y por eso se tenian un amor inmenso la una por la otra. Así que la mayor , Yemanya ejerció el papel de madre, yendo a trabajar para buscar sustento.

La mediana , Oshun se encargaba de cuidar a Oya , la mas pequeña. Aunque eran muy pobres vivían muy felices. Yemanya pescaba en el mar y mientras Oshun cuidaba de Oya,  se iban a lavar la ropa al río, pescaban y aprovechaban el tiempo cogiendo bonitas piedras que después venderían en el poblado para contribuir así a la economía familiar.

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Pero un día su tribu fue invadida por otra tribu enemiga y apresaron a Oya que estaba jugando en el río. Como Oshun estaba debajo del agua intentando coger algún pez no oyó los gritos de auxilio de su hermana pequeña. Como Yemaya estaba en la costa tampoco pudo hacer nada así que la apresaron y se la llevaron como prisionera.

Pasaban los días y Oshun estaba cada vez más triste, se iba consumiendo como si de una vela se tratara, hasta que llego a sus oídos el dinero que pedían por liberar a su hermana.

Así que como si fuera una hormiguita fue guardando monedas de cobre para pagar el rescate. Cuando tenia todo el dinero fue muy contenta a pagar el rescate de su hermana, pero lo que Oshun desconocía era que el jefe de la
tribu estaba enamorada de ella.

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Así que cuando se dispuso a pagar el rescate, el jefe conociendo que eran personas muy humildes doblo la cantidad de dinero del rescate. Al encontrarse con ese problema Oshun se arrodillo a sus pies y empezó a llorar y suplicar por la libertad de su hermana.

El jefe de la tribu, viéndola tan desconsolada le propuso una cosa: el le entregaba a su hermana si ella le entregaba su virginidad. Como amaba tanto a su hermana cedio a sus deseos y una vez hubieron terminado Oshun y Oya se fueron para su casa.

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Cuando llegaron le contaron a Yemala lo que había ocurrido y esta para darle reconocimiento a Oshun cogió las monedas de cobre y se las puso a modo de pasada en la frente y sus brazos.

Estando Oya cautiva, Olofin repartió todas las riquezas de la tierra entre los integrantes de su tribu. Yemala seria la dueña absoluta de los mares, Oshun la de los ríos, Ogun de los metales y así hasta repartir todos los bienes de la madre tierra.

Pero claro, al no estar Oya en el reparto se quedo sin nada. Oshun pidió a Olofin que no olvidara a su hermana y que le diera lo que le correspondía. Olofin, pensativo tras la petición de Oshun se percato de que había un lugar sin repartir, el cementerio y como vio justificada la suplica de la hermana le ofreció a Oya ser la dueña y señora del cementerio.

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Oya no cabía en si de alegría y acepto gustosa el ofrecimiento de Olofin. Allí descansa tranquila y feliz, se mando a hacer herramientas de cobre en honor al sacrificio de Oshun y todas las tardes dicen que va a la ribera del río a comer pescado para recordar los momentos tan bonitos vividos junto a sus hermanas.

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